Los recicladores que hacen ciencia en la costa pacífica colombiana
- Linda Lucía Ballestas Torres
- 30 may 2023
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 24 jun 2023
Sergio Pardo y Robert Vivas son dos emprendedores de proyectos de reciclaje y transformación de residuos plásticos en el Valle del Cauca que hoy aportan al país conocimientos científicos sobre contaminación por plásticos en zona costera del pacífico.
“Entendí, siendo muy adulto, que ese derecho que tuve de niño, de poder dejar mi basura en una caneca y que alguien viniera a recogerla sin que se convirtiera en un problema ambiental o de salud en mi hogar, es un derecho que no existe para todos en Colombia”, dice Sergio Pardo, fundador del proyecto Plástico Precioso Uramba, una iniciativa de transformación de residuos plásticos en zona costera ubicada en Ladrilleros, Bahía Málaga.
Cuando Pardo dice que este es un derecho del que no todos gozan en Colombia no está siendo romántico o un exagerado, de hecho la contaminación por plástico es un asunto de derechos humanos y de justicia ambiental; así lo indica la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en su informe From Pollution to Solution en 2021.
“La contaminación por residuos plásticos es una problemática que atenta contra los derechos humanos, sobretodo los de las poblaciones más vulnerables y más pobres, que en nuestro país son usualmente las comunidades pesqueras, afrodescendientes e indígenas”, explica Daniela Durán, experta en política ambiental y corredactora de la ley de plásticos de un solo uso en Colombia.
Sergio es un apasionado del océano y ha dedicado gran parte de su vida al trabajo en el inmenso azul. Fue marino de la Armada de Colombia ejerciendo durante 10 años como submarinista, para luego empezar una vida civil a bordo de buques comerciales y veleros de investigación científica dedicados a la conservación de la biodiversidad marina.
En 2017, como capitán de barcos, era el encargado de las maniobras de navegación para apoyar a los investigadores durante 3 ó 4 meses en sus áreas de estudio en la Isla Malpelo, una formación rocosa submarina que emerge sobre el océano pacífico. Sus límites son unos enormes acantilados que no permiten que exista playa, pero su biodiversidad es tan rica que fue catalogada en 1995 como Santuario de Fauna y Flora y en 2006 Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Dicha zona de estudio se ha convertido en un laboratorio natural para buzos y científicos dedicados a estudiar corrientes, aves, fitoplancton y tiburones.
Para Pardo, las investigaciones de esta área de estudio siempre presentaban, conscientemente o no, una preocupación en común: el plástico. Comenzó a notar que cada vez era más frecuente presenciar en Malpelo plástico enredado en aves, en animales marinos y encontrar material flotando lejos de la costa.
Sobre este tema, Felipe Ladino Archila, ecólogo de la Fundación Malpelo y otros ecosistemas marinos, quien ha trabajado durante diez años en zonas marítimas asegura que en 2010 ver plástico en esta zona no era tan común y que uno podía hasta recogerlo; pero reconoce que desde 2016 en adelante la situación se ha salido de control.
“Hemos tenido que liberar animales enmallados, enredados con basuras plásticas y a mí me preocupa mucho lo que pasa con las especies marinas que son los grandes filtradores: las mantarrayas, los tiburones ballena y todos los animales que van con su boca filtrando porque estos animales al ingerir el plástico no lo pueden escupir y terminan muriendo”, dice Ladino.
Hoy Pardo se autodenomina un reciclador y lo ha sido durante años. Es fundador del proyecto Plástico Precioso Uramba en el que cuenta con un taller donde el plástico de la playa es transformado en objetos útiles mediante ingeniería y pedagogía ambiental. Desde hace tres años se instaló en esta comunidad de manera definitiva y ha coordinado hasta finales de 2022 alrededor de 18 talleres de reciclaje, ha sumado 170 voluntarios a su proyecto, ha vinculado Plástico Precioso a dos expediciones científicas y entre limpieza y limpieza ha recolectado alrededor de dos toneladas de plástico.
Antes de ser líder de estos grupos, estuvo participando en jornadas de limpieza de las playas La Barra, Juanchaco y Ladrilleros. Sin embargo, notó que cuando dejaban los materiales recolectados en el centro de acopio, podían pasar hasta tres meses y la basura que habían sacado del mar seguía allí guardada. Fue entonces cuando entendió, a punta de frustración, que las limpiezas de playas eran insuficientes para ayudar a resolver el problema.
Por eso en 2021 junto con Robert Vivas Londoño, fundador del proyecto Plástico Infinito, quien desde Cali fabrica máquinas a baja escala para transformación de plásticos en zonas rurales, entendieron que metiéndole ciencia y análisis de datos a la recolección de residuos de las playas podrían encontrar una solución.
El conocimiento compartido
“Nosotros estamos cogiendo un plástico de la playa, estamos moliéndolo, dándole temperatura, presión, midiendo salinidad, arena y viendo qué pasa entre el material y el entorno… Eso es ciencia y necesitábamos escribirlo como un trabajo de campo y sustentar los datos” fueron los argumentos que Robert Vivas le dio a Sergio Pardo como un primer indicio de que podría ser la ciencia el camino para empezar a desenredar los hilos de la plastificación costera.
Basados en la metodología holandesa Precious Plastic, Vivas y Pardo, han replicado el modelo propuesto por el holandés Dave Hakkens, quien propuso en 2013 una plataforma de datos abiertos para que cualquier persona del mundo pudiese construir máquinas de tipo industrial a baja escala, flexibles y de menor costo capaces de transformar residuos plásticos en nuevos elementos como portavasos, tablas, llaveros, joyería, entre otros.
Lo más innovador del proyecto de Hakkens consiste en que, con curiosidad y dedicación, cualquiera con acceso a internet puede replicar el modelo y tener su propio taller de transformación de plástico en casa; modelo que, para las necesidades de una región como Bahía Málaga resulta interesante por la dificultad que representa para estas comunidades adquirir elementos tecnológicos, sostener su mantenimiento y demanda energética si fuesen de tipo industrial.
Vivas implementó esta metodología desde Cali, fabricando máquinas que pudieran ser adaptadas a los entornos rurales del Valle del Cauca y otras zonas de Colombia. Fue así como fundó Plástico Infinito.
El proyecto no solo contemplaba la producción de las máquinas sino también su transporte hasta las comunidades y la capacitación de los habitantes para su uso. Como parte de sus proyectos, en 2019 con apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) se instaló una planta de reciclaje alimentada con energía solar en el corregimiento de Mayorquín, zona rural de Buenaventura. Incluso, las máquinas de Plástico Infinito funcionan hoy en Ladrilleros, en el taller de reciclaje de Sergio Pardo en Plástico Precioso Uramba.
Para Vivas este tipo de proyectos representan alternativas valiosas no solo medioambientalmente hablando sino también para la construcción de paz y dignidad en comunidades vulnerables “porque han sido territorios muy olvidados por el Estado y a la vez muy afectados por los grupos al margen de la ley. Generar este tipo de conocimiento juntos es valioso para empoderar a los habitantes hacia nuevas formas de empleo y financiación partiendo de un problema que ya tienen, como lo es la contaminación por plástico y ayuda a reconocerlos a ellos como los expertos en sus propios territorios".
La ciencia de seguirle el rastro al plástico costero
En 2021 Plástico Infinito y Plástico Precioso Uramba participaron en la Expedición Científica Pacífico a Bahía Málaga, coordinada por la Comisión Colombiana del Océano a bordo del buque ARC “Providencia”.
Durante 15 días de trabajo en el mar, utilizaron metodologías científicas para muestrear La Sierpe, La Plata, Juanchaco, Ladrilleros, La Barra, Puerto España, Miramar, la zona insular de La Palma y los hileros situados en Bahía Málaga con el objetivo de levantar una línea base de datos que permita mostrarle al país que en estas comunidades el problema de la contaminación por residuos plásticos es real, que es grave y que requiere acciones urgentes.
El trabajo, realizado en conjunto con diez voluntarios de la comunidad, les permitió no solo conocer los principales tipos de plástico presentes en cada una de las zonas, sino también los puntos donde este se acumula con mayor frecuencia en forma de macroplástico, mesoplástico y microplásticos.
Si deseas conocer los detalles del muestreo realizado por Plástico Infinito y Plástico Precioso Uramba en la Expedición Científica Bahía Málaga 2021 - 2022 recorre el siguiente mapa interactivo:
De esta expedición se pudo concluir que el plástico fue el material más común, con un 90% de presencia en todas las zonas estudiadas; seguido de residuos como la madera y el vidrio. Como uno de los resultados más sorprendentes, la radiografía de la basura estudiada permitió identificar la presencia de botellas de plástico provenientes de Perú, Ecuador, Singapur y Japón.

Fotografía: Sergio Pardo Rozo, fundador de Plástico Precioso Uramba y expedicionario de la Expedición Científica Pacífico 2021-II Bahía Málaga.
Le preguntamos al profesor Martin Thiel, director de la Red Científicos de la Basura y quien ha estudiado el problema de la contaminación por plástico durante más de 12 años, si era científicamente posible que un residuo pudiese viajar por el mar entre continentes y a lo largo de enormes distancias.
La respuesta es que aunque la probabilidad existe, no hay aún una certeza científica contundente para demostrarlo. “Probablemente este tipo de residuos provengan de algún buque, pero esa es una inquietud que nos ha atrapado por completo”, dice. “A partir de mayo de 2023, estaremos lanzando un nuevo muestreo científico para seguirle el rastro a las botellas de plástico y tratar de identificar con datos precisos su procedencia y posiblemente cuánto tiempo llevan siendo arrastradas por el mar”.
Actualmente los datos científicos de la investigación “Uramba: limpia y sostenible” realizada en la Expedición Científica al Pacífico 2021 reposan en el portal de la Dirección General Marítima y están disponibles para consulta aquí. La plataforma indica fecha y geolocalización de la basura encontrada, los transectos o recorridos prefijados donde se tomaron las evidencias, tipos de residuos y registro fotográfico del muestreo.
Un problema que se extiende por todo el Pacífico
Para 2023, nuevamente Vivas y Pardo se postularon para participar en una nueva expedición científica al pacífico y fueron seleccionados. Esta vez el área de estudio fue el Golfo de Tribugá, departamento del Chocó. Otra área de enorme importancia biogeográfica para la nación y el mundo. La misión básicamente era la misma: rastrear y caracterizar la basura plástica que se encontraba en la zona costera para así dimensionar la problemática desde cifras y porcentajes.

Imagen: Golfo de Tribugá.
“El problema de la falta de un sistema de disposición de residuos no está pasando solo en Uramba, lo vimos hace pocos días también en el Golfo de Tribugá, en el Chocó, donde es impresionante cómo se han creado acopios improvisados de basura a cielo abierto muy cerca de la playa. Cuando la marea sube, el agua llega hasta estos botaderos y las corrientes marinas terminan esparciendo nuevamente la basura por todos lados”, dijo Vivas.

Fotografía: Robert Vivas Londoño, expedicionario de la ECP Golfo de Tribugá 2023, Nuquí.
Aunque los resultados oficiales aún se están trabajando, los investigadores aseguran que se encontraron playas sucias e hileros con residuos y puntos de acumulación que son problemáticos para la comunidad.
Así mismo, afirman que existe una evidente relación de los plásticos muestreados con los productos que se venden en la tienda más cercana a la playa, también observaron residuos con eco-diseños muy actuales, así como objetos con precios en dólares, lo que indica su procedencia desde comercios internacionales cercanos como Panamá y Ecuador.
Para el doctor en ciencias y tecnologías marinas, Francisco Asensio Montesinos, quien ha estudiado la basura marina de España y Latinoamérica durante 10 años, “Colombia y Ecuador sí comparten los efectos de la problemática del plástico debido a su proximidad geográfica y el comportamiento de las corrientes marinas” e insiste en que los desechos plásticos no conocen de fronteras “porque en el medio marino todo está conectado y eso nos lleva a interpretar que este es un problema de todos. En los muestreos de Ecuador el plástico representó el 87,5 % de la basura marina, donde una gran porción correspondía a botellas desechables”.
Para Pardo el panorama de Bahía Málaga parece repetirse en el Chocó e indica que muy seguramente sucederá lo mismo en el Cauca y Nariño donde también existen modelos poco eficientes o nulos de manejo de residuos, pero también por el impacto que el Puerto de Buenaventura podría estar representando en términos de calidad ambiental para todo el litoral "esto lo que nos quiere decir es que no se pueden seguir pensando soluciones segmentadas, cuando existe todo un litoral pacífico afectado por el plástico. Hay que pensar una posible ruta marítima que garantice que las estaciones de clasificación y aprovechamiento puedan vender el material de reciclaje", manifestó.
Trabajo con comunitarios durante la Expedición Científica Pacífico, Golfo de Tribugá 2023. Fotografía: Plástico Precioso Uramba.
El 70 % de los residuos que terminan en el mar están sumergidos, es decir, ni siquiera son los que podemos ver. Existe alrededor de otro 15 % que se queda en la columna de agua sin mucha flotabilidad y el 15 % restante de los desechos corresponden a aquellos que estamos viendo en superficie, explica Francisco Asensio Montesinos, Doctor en ciencias y tecnologías marinas de la Universidad de Cádiz.
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